Hamás está intacto, ¿Ha perdido Israel?

RESISTENCIA PALESTINA

Xavier Villar

3/25/2024

Seis meses después de la guerra relámpago de Israel contra Gaza, la inteligencia militar del Estado ocupante ha reconocido a regañadientes lo que muchos sospechaban: lograr una victoria decisiva sobre Hamás es un objetivo inalcanzable. A pesar de la retórica inicial del primer ministro Benjamin Netanyahu sobre la aniquilación total, la realidad sobre el terreno habla de otra manera.

Tzachi Hanegbi, jefe de la seguridad nacional de Israel, había declarado anteriormente que nada que no fuera la «victoria total» sería suficiente. Sin embargo, como admitió el portavoz militar Daniel Hagari el 18 de marzo, Hamás sigue persistiendo, reagrupándose -según afirma- en torno al hospital Al-Shifa, en el norte de la Franja.

Como señaló la semana pasada el asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Jake Sullivan:

Israel despejó Shifa una vez. Hamás volvió a Shifa, lo que plantea interrogantes sobre cómo garantizar una campaña sostenible contra Hamás para que no pueda regenerarse, no pueda retomar territorio.

Misión imposible

Desde un punto de vista político, esto sugiere que el ejército de ocupación no puede ni erradicar el movimiento de resistencia palestino ni afirmar el control sobre el territorio asediado.

El general de reserva Itzhak Brik, que ya criticó anteriormente el «caos total» entre las filas de los soldados israelíes en Gaza, lleva tiempo advirtiendo de que

la destrucción completa de Hamás no es factible, y las declaraciones de Benjamín Netanyahu al respecto sólo pretenden engañar a los demás.

La incapacidad de Tel Aviv para desmantelar la extensa red de túneles de Hamás pone aún más de relieve la insuficiencia de sus esfuerzos militares. Las autoridades israelíes han confirmado que alrededor del 80 por ciento del sistema de túneles de Hamás permanece intacto a pesar de los meses de ataques aéreos y operaciones terrestres.

Se calcula que esta red, según funcionarios del Ministerio de Defensa iraní  que hablaron bajo condición de anonimato, se extiende a lo largo de entre 350 y 450 millas, una hazaña asombrosa, dado que el punto más largo de Gaza es de 25 millas. Dos funcionarios evaluaron también que hay cerca de 5.700 pozos separados que conducen a estos túneles.

Los alardes israelíes de bombardear repetidamente los túneles de Hamás suenan falsos a la luz de estos descubrimientos. Incluso las municiones avanzadas, como las bombas de «penetración profunda» GBU-28, han resultado ineficaces contra la profundidad y complejidad de los túneles.

Las pruebas de la incapacidad de Israel para atravesar las defensas de Hamás siguen acumulándose. En un discurso pronunciado el 12 de marzo, el líder iraní, el ayatolá Alí Jamenei, reveló que había recibido un mensaje de la resistencia palestina que decía que

el 90 por ciento de nuestras capacidades están intactas.

Según el presidente del Comité de Inteligencia del Senado estadounidense, Mark Warner, el ejército israelí fue capaz, como mucho, de destruir menos de un tercio de la red de túneles de Hamás, y añadió:

La idea de que vas a eliminar a todos los combatientes de Hamás, no creo que sea un objetivo realista.

Está más que claro que el objetivo declarado de Israel de destruir a Hamás no se ha logrado, ni se logrará en el futuro. Incluso el Wall Street Journal, en un artículo del 29 de febrero en el que alababa los exitosos ataques del ejército de ocupación contra las fuerzas de Hamás, reconocía que

Israel aún está lejos de su objetivo de guerra declarado de eliminar a Hamás como entidad militar y política significativa.

Los fracasos de Israel pueden analizarse desde dos perspectivas distintas. En primer lugar, la forma de resistencia militar de Hamás es asimétrica, lo que le permite infligir daños a un adversario mucho mayor sin sufrir bajas significativas.

Comprendiendo la necesidad de salvaguardar su doble estructura político-militar, Hamás organiza las operaciones militares en células independientes bajo la autoridad de las Brigadas Al-Qassam.

En segundo lugar, Hamás no sólo consiste en una fuerza de combate, sino en una ideología profundamente arraigada en la lucha palestina por la liberación nacional dentro de la noción islámica de yihad -o «esfuerzo meritorio». La potencia de este movimiento anticolonial, y en particular su amplia y arraigada popularidad entre el pueblo, hace que erradicarlo sea una tarea casi imposible.

A diferencia de la Autoridad Palestina (AP), dirigida por Fatah y respaldada por EEUU e Israel, que acepta el autogobierno con numerosas limitaciones -ejemplificado por los Acuerdos de Oslo-, el rechazo de Hamás a tales acuerdos refleja su firme oposición a la visión colonial de Israel y ofrece una atractiva postura política alternativa.

Evaluar la guerra como herramienta política

En resumen, las amenazas de aniquilar a Hamás y destruir Gaza son inútiles. Desde la perspectiva racional del grupo de resistencia palestino, se entiende que las consecuencias serían mucho más graves si se sometieran a las exigencias de Israel.

Esta misma lógica de resistencia, que es fundamental, es compartida por la inmensa mayoría de los seguidores de Hamás, incluidos los laicos. Además, la lógica de la resistencia anticolonial se transmite de una generación a otra, y la dinámica genocida del sionismo sólo sirve para perpetuar esta misma lógica.

El fracaso reconocido del sionismo en su búsqueda de la «victoria total» sobre Hamás debe comprenderse desde una perspectiva política. Mientras la ocupación colonial de Israel persista en sus objetivos de desplazamiento y conquista en Palestina, la ideología de la resistencia, personificada hoy por Hamás, mantendrá su dominio entre los colonizados.

Las encuestas realizadas entre los palestinos corroboran este análisis. Una  encuesta realizada por el Centro Palestino de Investigación de Políticas y Encuestas en diciembre de 2023 indica un apoyo creciente a Hamás en todos los territorios palestinos ocupados, junto con un apoyo sorprendentemente menor a la AP.

Los datos revelan además un apoyo generalizado a las acciones de Hamás, incluida la operación de resistencia del 7 de octubre Inundación de Al-Aqsa, y una importante exigencia de dimisión de Mahmud Abbas, presidente de la AP.

La declaración del ex vicepresidente del Consejo de Seguridad Nacional israelí, reconociendo que «no hay soluciones militares a los conflictos en los que está inmerso Israel, sobre todo en la región meridional«, confirma la ceguera política del actual statu quo israelí.

Comprender el Eje de la Resistencia

Es importante señalar que, en ocasiones, se supone que una ideología puede estar subordinada a un conjunto de intereses políticos, lo que podría llevar a que dicha ideología modificara sus objetivos políticos en algún momento. Sin embargo, éste no es el caso de Hamás, como tampoco lo es al analizar las razones de la oposición de Hezbolá e Irán a Israel.

Ni Hamás ni el resto de los miembros del Eje de la Resistencia pueden ser amenazados o bombardeados hasta la sumisión, ya que estos grupos autónomos tienen su propia agenda política que consideran innegociable incluso frente a la campaña genocida de Israel. Como subrayó repetidamente el secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, en un discurso televisado el 16 febrero:

Estamos ante dos opciones -resistencia o rendición- y el precio de la rendición … significa sumisión, humillación, esclavitud y desprecio por nuestros mayores, nuestros hijos, nuestro honor y nuestra riqueza … El precio de la rendición en el Líbano significó la hegemonía política y económica de Israel sobre nuestro país.

Para ilustrarlo, consideremos el firme compromiso de Irán con Palestina a pesar de los riesgos internos que supone para la seguridad nacional iraní enfrentarse tanto a EEUU como a Israel. Sin embargo, estos riesgos y amenazas no influyen en la estrategia política regional de Teherán, que está firmemente arraigada en su visión revolucionaria.

Esto marca una diferencia fundamental con las clásicas coaliciones militares occidentales creadas ad hoc por Estados afines para combatir una amenaza común sin compromisos a largo plazo. El «collapse » de la deslucida coalición dirigida por EEUU para contrarrestar las operaciones navales antiisraelíes de Yemen en el Mar Rojo es un ejemplo de ello.

Por el contrario, el Eje de la Resistencia es algo más que una coalición de grupos; está anclado en una ideología anticolonial que comparte objetivos innegociables, pero permite diferentes estrategias para alcanzarlos.

En otras palabras, todos los grupos que componen el Eje de la Resistencia -sean suníes, chiíes, árabes, no árabes, laicos o islamistas- son capaces de llegar a acuerdos y desacuerdos ocasionales utilizando el mismo lenguaje de la tradición islámica anticolonial.

Como la guerra contra Gaza ha hecho estragos durante medio año, el coste sin precedentes en vidas e infraestructuras palestinas ha sido devastador. A pesar de algunos avances tácticos de las fuerzas de ocupación, cada vez está más claro que Israel se encamina hacia una derrota estratégica.

Su incapacidad para lograr sus objetivos contrasta claramente con la inquebrantable determinación de la resistencia palestina, reforzada por una alianza regional unida en su postura intransigente contra el Estado de ocupación.

Traducción nuestra

*Xavier Villar es un académico y escritor español con un doctorado y dos másteres en estudios sobre Asia Occidental y el Mediterráneo, y una especialidad en estudios iraníes.

Fuente original: The Cradle 

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